Elegir el calzado deportivo adecuado es una tarea importante para cualquier persona (Si no me creéis preguntadle a Cenicienta si se arrepiente de haber llevado esos incómodos zapatos de cristal al baile). Pero es especialmente importante para aquellas personas que hacen ejercicio o practican algún deporte, ya que un inadecuado calzado puede ocasionar latosas heridas, dificultar movimientos, descontrolar la postura corporal, ayudar a que se produzcan lesiones con más facilidad, estresar o “cargar” los músculos y huesos (pies, tobillos, rodillas, cadera, espalda…)
A continuación os dejamos unos consejos para la elección de las “zapatillas perfectas” en función de nuestras necesidades y características, para así sacarle el mayor provecho a nuestra actividad.

En primer lugar debemos pararnos a pensar en nuestras necesidades y en lo que nos conviene según nuestro objetivo, que no es siempre necesariamente lo que más nos guste (ni lo más caro).

-La comodidad es la característica principal que todo calzado debe cumplir. Reflexionar sobre cómo nos sentimos con las prendas de ropa que llevamos es esencial. Por ejemplo, si después de entrenar nos duelen los gemelos, o si la planta del pie se inflama (fascitis plantar), deberíamos tener en cuenta que tendríamos que adquirir zapatillas con un apoyo en el arco, o que tengan un drop alto (diferencia de altura entre talón y antepié) para evitar un apoyo abusivo de la parte anterior (correr de puntillas), que es lo que provoca algunas de las molestias anteriormente mencionadas.
Las personas tenemos distintos tipos de pisada y podemos ser supinadoras, pronadoras o de pisada neutra.
Para saber a qué tipo de estos pertenecemos, lo ideal es ir a un especialista. Con todo, también podemos averiguarlo con una sencilla prueba:
Ponte de pie descalzo/a, junta los pies y flexiona las rodillas 3 veces. ¿cómo te han quedado las rodillas?
-Si están muy separadas eres supinador/a.
-Si están paralelas y bastante juntas eres de pisada neutra.
-Si están en contacto eres pronador/a.
La pisada en los distintos casos sería la siguiente:

-La absorción de choque o amortiguación. El material utilizado puede deformarse con el uso, perdiendo la propiedad amortiguadora. Un error muy común es pensar que, después de un tiempo utilizándolas, las zapatillas “aun sirven” por no verlas rotas. La vida media de una zapatilla de correr no debería exceder los 800 km.
Una buena técnica de carrera propiciará que no necesitemos tanta amortiguación. Para cada peso, así como cada pisada, deberemos seleccionar una zapatilla con más refuerzos o hecha con diferentes materiales.
-Flexibilidad. Debemos tener cuidado con los calzados muy duros o rígidos, ya que no permiten la flexión y extensión del pie. Pueden causar desequilibrios musculares, dolores en la parte anterior de la pierna (tibia) y cambios en los patrones de carrera o caminata.
-Estabilidad. Si la actividad requiere paradas, cambios bruscos de dirección, movimientos laterales… el calzado ha de proporcionar la estabilidad y el refuerzo necesarios.
-Adecuación. La zapatilla elegida debe ajustarse al pie. Debemos evitar comprar modelos ajustados, ya que pueden dañar el pie, los dedos y la piel. Por el contrario, modelos muy grandes o flojos pueden provocar que el pie se deslice, propiciando la aparición de ampollas.
Para no volvernos locos ni locas intentando encontrar la talla perfecta, os vamos a contar un  truco rápido: Deja la anchura de un dedo de la mano entre el dedo más largo del pie y la puntera de la zapatilla, recuerda que el pié hincha.

¿Qué calzado deportivo es mejor según la actividad que realizo?

En el gimnasio se puede realizar tanto trabajo aeróbico como anaeróbico.
-Si tu objetivo es trabajar la musculatura y no tanto el componente aeróbico (correr, bicicleta estática, elíptica…) las opciones de calzado son mucho más amplias. Esto se debe a que este tipo de ejercicio no somete a la persona al mismo desgaste que ocasionan ejercicios como correr en la cinta, hacer bicicleta estática, elíptica... Por tanto las características del calzado podrán ser menos exigentes. Aun así, que el calzado cuente con una buena amortiguación es muy importante. No se puede ir al gimnasio con unas zapatillas casual, ya que aumentarías el riesgo de sufrir lesiones.
-Por otro lado, si en lugar de musculación quieres entrenar mediante actividades aeróbicas, el calzado sí es importante. En este caso, el tren inferior (especialmente las articulaciones) experimenta un mayor esfuerzo y, por tanto, el calzado juega un papel fundamental para que ese esfuerzo no se transforme en una lesión. En este tipo de ejercicios el calzado requiere unas características adicionales, como las citadas anteriormente.
Ten siempre en cuenta que las zapatillas de correr valen para el gimnasio, pero las zapatillas de gimnasio no valen para correr. Es recomendable que el calzado de deporte se compre en tiendas especializadas.